"Petroglifos en La Cumaca"

Allí se ubican restos arqueológicos de significativa importancia representados en un conjunto de rocas con grabados rupestres, fruto creador de los grupos aborígenes que poblaron el territorio tacarigüense desde antes de la llegada de los invasores europeos. Estos bienes arqueológicos se localizan mayormente en un sector conocido con el nombre de Lambedero, espacio comunitario de reciente fundación, iniciada a finales del pasado siglo cuando se ocuparon forzosamente terrenos de la Nación usufructuados por el pisatario Francisco DiCriscio, quien los utilizaba para el pastoreo de ganado vacuno de la hacienda La Cumaca, siendo esto causal de su peculiar topónimo pues se cuenta que las reses “iban a lamer” a esos potreros. El sector abarca un área aproximada de diez hectáreas, siendo sus linderos: por el norte el sector La Planta y el Parque Nacional San Esteban; sur, el sector Sanchero Camoruco; este, el sector Los Almendrones; y oeste, la naciente del río Cúpira. El sector Lambedero ocupa un terreno escarpado en la falda de un estribo montañoso de la Cordillera de la Costa perteneciente al Parque Nacional San Esteban, entre los 503 y 554 m.s.n.m., próximo a la margen derecha del río San Diego. Su vegetación es la propia del ramal litoral de la cordillera, donde destacan gramíneas y chaparros, bastante intervenida por los factores antrópicos (León, O.; Delgado, Y.; Falcón, N. y Delgado, R.: 1999), con secciones boscosas relacionadas con los riachuelos intermitentes y escorrentías que desaguan en el río antes mencionado. La temperatura promedio anual es de 26 ºC, favorablemente condicionada por las bondades que ofrecen la altitud y la falda de la montaña. A finales del año 2000, debido a la presencia del material arqueológico expuesto a sufrir deterioro total o parcial por la ocupación de las tierras, la Asociación Civil Diego Guárate promovió la realización de un registro sistemático de estos bienes, realizando las diligencias necesarias que permitieron el inventario y registro general del sitio por un equipo de trabajo dirigido por Omar Ydler, para ese momento coordinador del Museo Parque Arqueológico Piedra Pintada, institución ubicada en el municipio contiguo de Guacara. Esta actividad permitió inventariar manifestaciones del Arte Rupestre representado en 15 afloramientos rocosos de pequeñas y medianas dimensiones, con 45 símbolos grabados que de acuerdo a su dispersión fueron codificados en cuatro estaciones (Ydler: 2000). Entre las conclusiones de esta intervención suscritas por Ydler, en un ensayo preliminar hasta la fecha inédito, está la recomendación explícita de decretar al lugar “sitio de reserva arqueológica”, dado su valor histórico y las posibilidades de utilización como aula abierta para la enseñanza y comprensión de los procesos del período antiguo venezolano, además de sus potencialidades para el fomento de una industria turística en la zona (Ibidem). A pesar de los esfuerzos el proceso invasivo continuó su cauce, dando vida al sector que hoy nos ocupa. Con el transcurrir del tiempo muchas de las primigenias parcelas fueron divididas y vendidas en pequeños lotes, avecindándose personas foráneas que actualmente han formado junto a los oriundos del lugar un espacio por demás acogedor y heterogéneo en pleno crecimiento y ebullición, totalizándose a la actualidad un aproximado de 103 familias y 420 personas. Es así como en la última década este espacio pasó de ser un sitio utilizado en labores pecuarias de poco impacto ambiental a un lugar de residencia polifamiliar, produciéndose un cambio abrupto en las condiciones del paisaje y un reacomodo del sitio a las nuevas necesidades en función del uso como sitio de habitación dado por sus ocupantes. A través de varias visitas de campo efectuadas en los meses de agosto y septiembre del año en curso se pudo constatar la existencia de 17 rocas con grabados rupestres, codificadas -tomando en cuenta el nuevo ordenamiento espacial- en 9 estaciones. Un análisis preliminar arroja el resultado de 58 grafías o símbolos, con una cantidad indeterminada de surcos o señales de percutidos que para su inclusión en el registro ameritarían un trabajo más conspicuo. A continuación se pasa a enumerar la situación de cada una de las estaciones, manteniendo para éstas la nomenclatura propuesta por Ydler en su informe del año 2000: Estación Piedra Las Caritas. Contentiva de una roca de medianas dimensiones presumiblemente rodada de su posición original, está ubicada en un espacio inclinado de la parcela del señor Javier González, aledaña a la calle principal de La Cumaca. Posee cuatro símbolos grabados con la técnica de percusión indirecta, de surcos tenues y poco profundos. La roca se encuentra obstaculizando los trabajos de banqueo del terreno y pozo séptico que el señor González se encuentra realizando para urbanizar el espacio, además de la dificultad que causa para el cercado de sus linderos.


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1 comentario:

  1. Saludos. Soy Leonardo Páez, el que escribió el texto que Ud. utiliza aquí sin consentimiento o, por lo menos, sin citar la fuente correspondiente. Eso se llama plagio y en muchos lugares se paga con cárcel. Le conmino a realizar un trabajo divulgativo de mayor altura y responsabilidad.

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